La Navidad es un tiempo festivo especial que se suele disfrutar en familia, con turrones y mazapanes. Da mucha ilusión montar el belén y el árbol, sobre todo si es una casa en la que hay niños. Desde el taller de Nuevas Tecnologías vamos a exponeros experiencias sobre navidades especiales de nuestra vidas:
Las mejores navidades que hemos pasado, fueron las del 2019. Las pasamos en Valencia y estuvimos los cuatro miembros de la familia solos, ni faltaba ni sobraba nadie, fueron tranquilas y entrañables, ya que normalmente las pasamos viajando de arriba a abajo teniendo que satisfacer a muchos familiares de fuera de Valencia, pero ese año estuvimos los esenciales. Y eso que entre mi marido y yo tuvimos que cocinar y prepararlo todo, pero nos dio igual. Fueron días muy bonitos. Lo único que eché de menos fue ir a Madrid por vivir la Navidad allí y ver los belenes, las luces que se ponen, y el mercadillo navideño. De lo que tengo muchas ganas es vivir la nochevieja en Nueva York, debe ser impresionante, y no me quiero morir sin hacerlo un año.
A.
En Nochebuena, hace muchos años, teníamos la costumbre de ir los amigos, casa por casa, cantando villancicos, comiendo turrón, polvorones, mantecados, castañas y frutos secos, brindando con champán o tomando alguna copa. Cuando llegamos a mi casa no estaban mis padres y empezamos con lo típico, pero me di cuenta que había un montón de marisco en la nevera, y les pregunté a los amigos que si querían, contestaron que sí, yo empecé a sacar y poco a poco nos comimos todo el marisco. Llegando la hora de la cena y no tener nada para cenar, mi madre tuvo que hacer unos huevos fritos y unas gachas para remediar el estropicio que lie, pero comentando la anécdota, nos hemos reído siempre muchísimo.
J.M.
Estas últimas Navidades han sido especiales por la todavía coexistencia con el COVID. En la cena de Nochebuena solemos reunirnos toda la familia, y está última vino mi un sobrino, que trabaja en un instituto de Girona, me hizo mucha ilusión, y le pregunté si cuando yo fuera a visitarlo necesitaría el pasaporte. Fueron a la cena cinco de mis siete sobrinos-nietos, y cenamos muy requetebién, porque cada comensal trae comidita, unos una crema, otros ensalada, otros pescado o carne, y otros el postre y el turrón. A mí me tocó llevar el champán, y elegí una botella de “Juvé i Camps”. Como todos los años, disfrutamos mogollón y cenamos muy requetebién.
P.
La navidad que más recuerdo fue unas navidades un poco surrealistas, hace más de 50 años, como todos los años yo estaba esperando estas fechas, para poder comer todo lo que no se podía comer normalmente, como marisco, cordero, los dulces típicos. Como todos los años llegó la hora de la misa del Gallo y como siempre nos fuimos toda la familia a la misa. Teníamos que ir y volver rápido porque venían mis tíos del pueblo, a terminar de cenar y hacer la celebración de Noche Buena. Cuando llegamos a casa mis tíos ya estaban esperándonos en el portal, subimos todos, y cuando entramos en el comedor cual fue nuestra sorpresa, que estaba todo desordenado y no quedaba de nada. Nuestro perro Ron había terminado con todas nuestras ilusiones. Alguna gamba y alguna cigala quedaban por el suelo, hasta el pollo relleno que estaba encima de la encimera de la cocina se lo había comido. Para no decir mentira, nos quedó el postre que estaba en la nevera, que era fruta y ya no le apetecía a nadie. Desde aquel día no volvimos a dejar a nuestro perro suelto y menos con comida a la vista.
J.V.
La Navidad en mi casa son fechas de pasar en familia y nos acordamos de todos, pero una Navidad especial fue cuando me regalaron un coche teledirigido, pero que era una maqueta que monté y pinté, porque venía todo desmontado: el motor, la suspensión, etc. También lo tuve que pintar, y como tuve bastante me regalé una segunda carrocería que pinté y tuneé, me quedaron muy chulas, ya que la primera es de un Pop Cross y la segunda de un Peugeot 408 muy guapa, la primera en rojo y negro y la segunda en blanco y azul muy chula. Lo disfruté mucho.
J.A.
En Navidad, nos reunimos mi familia para celebrarlo, fuimos a casa de un familiar a comer, o a cenar, allí nos contamos todos los recuerdos, y cosas que han pasado, o que nos gustaría que sucedan, y nos damos un gran saludo porque hace tiempo que no nos hemos visto, por causas de trabajo o estudios. Uno de los familiares, prepara una comida, el día de Navidad; o una comida y una cena el día de año nuevo. Este año, fue distinto, ya que fuimos a comer a un restaurante, y nos invitaron a comer, el día de año nuevo, la familia de mi cuñado. El día de Navidad fuimos a cenar a la casa de mi tía, y estuvimos cenando con familiares y amigos. El día de Reyes fuimos a comer a casa de otra de mis tías, que tiene una casa en el campo, y nos hicimos regalos los familiares.
F.
Para mí, personalmente, las Navidades desde que faltó mi padre, no representan nada especial pues en casa, todos notamos su falta, especialmente mi hermana mayor que al ser la mayor, y única chica de la familia, era el ojo derecho de mi padre y aún lo recuerda con cariño. Hoy nos juntamos toda la familia, mis hijos, los congéneres, nieta y mi hermano mayor, ya con 79 años. Y con el pasar de los años siempre sale alguna anécdota ocurrida en el seno de la familia.
E.
Mi Navidad especial fue la del año 1966, yo era pequeño y tenía tan solo 5 años. En aquel año mis padres, mi hermana y yo, vivíamos en un pueblo en Alemania. Para mí, esas fiestas fueron especiales porque pude ver por primera vez nevar. Recuerdo como jugaba con mis amigos, y hacíamos muñecos de nieve, y nos tiramos bolas de nieve. También tuve muchos regalos esas Navidades, pero en especial fue un oso de peluche que tocaba unos platillos, con el que estuve jugando mucho tiempo con él, tanto que mi madre me regañaba para que dejara de jugar con el peluche y dejara de sonar el ruido de los platillos.
L. J.